Escrito por Antonio Di Giacomo, Analista Senior de Mercado en XS.com
El peso mexicano comenzó marzo de 2025 con una depreciación significativa, alcanzando la zona de los $20.70 por dólar, después de fluctuar entre los $20.40 y $20.50 por dólar en la última sesión de febrero. Esta caída se debe principalmente a la incertidumbre generada por la posible implementación de aranceles del 25% a las importaciones mexicanas impuestas por Estados Unidos, lo que ha causado nerviosismo en los mercados financieros. Además, el debilitamiento de la moneda ha sido impulsado por un aumento en la demanda de dólares estadounidenses en medio de la incertidumbre económica global y la aversión al riesgo de los inversionistas.
El gobierno mexicano ha intentado evitar la imposición de estos aranceles a través de intensas negociaciones en Estados Unidos. Sin embargo, la administración de Donald Trump confirmó que las medidas entrarán en vigor el 4 de marzo. Esta situación ha creado un ambiente de incertidumbre entre los inversionistas, quienes han comenzado a tomar decisiones más cautelosas en sus transacciones con el peso mexicano. La posible prolongación de estas tensiones comerciales podría afectar negativamente la inversión extranjera directa y el crecimiento económico del país.
Uno de los efectos inmediatos de esta volatilidad ha sido el aumento de la demanda de activos refugio, como el dólar estadounidense y el oro. La depreciación del peso también afecta los mercados bursátiles y la confianza de los inversionistas extranjeros, quienes están evaluando los riesgos de continuar operando en México en un entorno comercial más proteccionista. Las exportaciones mexicanas podrían verse afectadas, particularmente en sectores clave como el automotriz y el manufacturero, que dependen en gran medida del comercio con Estados Unidos.
Por otro lado, China ha respondido con firmeza a los nuevos aranceles impuestos por Trump, advirtiendo sobre posibles represalias económicas. La escalada de las tensiones comerciales entre las dos economías más grandes del mundo ha contribuido al aumento de la volatilidad global y ha afectado la percepción de riesgo en mercados emergentes como México. Aunque México no es un actor principal en el conflicto entre Estados Unidos y China, la incertidumbre global afecta indirectamente al país, impactando el comercio y la inversión.
México ha intensificado sus esfuerzos de cooperación para mejorar las relaciones diplomáticas con Estados Unidos y mitigar el impacto de las sanciones. Recientemente, el gobierno mexicano extraditó a 29 narcotraficantes de alto perfil a territorio estadounidense, una medida que algunos analistas interpretan como una estrategia para buscar alivio frente a las tensiones comerciales. Además, se han propuesto estrategias para diversificar los mercados de exportación, fortaleciendo las relaciones comerciales con Europa, Asia y América Latina para reducir la dependencia de Estados Unidos.
A pesar de estos esfuerzos, el panorama sigue siendo incierto. La política comercial de Estados Unidos ha demostrado ser impredecible y altamente volátil, lo que dificulta la planificación económica y financiera en México. Los próximos días serán cruciales para determinar si el peso se estabiliza o sigue presionado en los mercados internacionales. Además, el Banco de México podría intervenir con ajustes en la política monetaria para contener la volatilidad y evitar un impacto inflacionario en la economía nacional.
En conclusión, la depreciación del peso mexicano refleja la incertidumbre generada por las tensiones comerciales con Estados Unidos. La implementación de nuevos aranceles representa un desafío significativo para la economía mexicana, que busca mantener su competitividad en un entorno global cambiante. La respuesta de las autoridades mexicanas será crucial para la estabilidad del tipo de cambio y la confianza de los inversionistas en el país. A largo plazo, México deberá fortalecer su estrategia de diversificación comercial y reforzar su economía interna para enfrentar escenarios similares en el futuro.